¡Hola! Hacía mucho que no actualizaba esto… muy mal por mi parte.
Después de unas semanas de esas de «no me da la vida» por temas de prácticas, exámenes parciales y demás, por fin pude volver a ver a los señores rabilargos la semana pasada. Tenía ya muchas ganas y además me llevé dos sorpresas:
La primera sorpresa fue que una de las colonias que estudiamos en la finca ha decidido mudarse de parcela a otra más grande y con encinas más altas recién podadas. Pero ojo que no es una parcela cualquiera sino el Mordor de la finca, las tierras prohibidas, o lo que es lo mismo, la parcela que está más al quinto carajo de la puerta del camino y a la que peor se entra. Pues sí, ahí han decidido los bichos hacer sus nidos este año para ponernos el trabajo a nosotros más…vamos a dejarlo en entretenido.
Además voy a poder practicar mis habilidades felinas equilibristas (aquí el que no se consuela es porque no quiere) subiendo por la escaleras estirada hasta los topes, porque olvídate de subir uno o dos peldaños, y tras que la escalera me inspira poca confianza pues así todavía menos.
#Prayformyhead
Por otra parte, la segunda colonia de estudio que tenemos no sabemos donde demonios se ha metido pero no están por la finca. Mira que nos hemos pegado caminatas y caminatas para buscarlos pero no se dejan ver; como mucho pasa volando uno y tú te quedas tal que así:
La segunda sorpresa fue que ¡ya han nacido los primero polluelos de la temporada 2017!
Son tan pequeñitos, adorables, suaves y… vale, seamos realistas, parecen extraterrestres «en guajarreta» como se dice en mi pueblo (lo que viene siendo como a medio hacer) y además gritan que es un gusto, pero no me podéis negar que tienen cierto encanto y algo que da ternura. ¡Si luego son hasta salaos!
Ya solo falta que este año las garduñas no hagan de las suyas y se merienden la mitad de los nidos.
¡Seguiremos informando!
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